Mi proceso de volver a mí y quererme un poco más, fue a través de otras personas que podían verme, cuidarme y celebrarme cuando yo ni podía.
Eso de “cómo te ven, te tratan” viene de una mirada de “hace de cuenta que no pasa nada”, una mirada de vivir amenazadas por les otres, y escondernos. Hay una cuota de verdad, ya que no voy a ir abierta y expuesta a todo el 🌍, pero hubo un momento de ir en busca de lugares en donde me di la oportunidad de mostrarme tal cual estaba siendo: enojada, triste, celosa, avergonzada y que no me coman, sino que me reciban!
Tampoco creo en que “atres lo que sos”, porque otra vez es individualistas y exigente con nuestros procesos, a veces también nos pasan cosas buenas, y mejores y más placenteras porque nos lo MERECEMOS por vivir y existir, porque somos un milagro. No sólo por meta, sacrificio y látigo por más zen y luz que parezca.
Si, quizás, cuando esas agradables y gustosas situaciones, lugares o personas aparecen, pude estar ahí presente para absorber y tomar la experiencia, hacerla cuerpo y grabarla en mi memoria somática y no pasarla por encima.
Es muy cruel creer que lo que nos pasa es por cómo vibramos, el “por mi culpa, por mi propia culpa” en sangre a lo Sor Juana, entiendo que es para retomar nuestro poder y hacer algo con eso que no queremos que siga siendo así.. Pero insisto: Es cruel.
Me parece más constructivo, orgánico y amable decir que estamos aprendiendo cómo querernos, cómo vincularnos, cómo gozar, descansar, producir, crear y acompañarnos cuando estamos en derrota.
Que la verdad no sabemos, que estamos descubriendo cómo hacerlo y expresarlo cuando por mileños fue de otra manera.
Sos bienvenida así tal cual sos, y no es un slogan, es real, palpable.
En nuestro corazón que se abre y la oxcitocina circulando, en la mirada empática y el sabernos humanas con los mismos dolores, miedos, deseos y desafíos.
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